Historia y contexto
El Golfo de Maine ha constituido un destino popular para la observación de ballenas desde 1975, cuando una empresa de alquiler de barcos de pesca (Dolphin Fleet) llevó por primera vez a los pasajeros de Provincetown (Massachusetts) a las zonas de alimentación de las ballenas en el Stellwagen Bank. Esta primera excursión marcó la inauguración de la observación comercial de ballenas en la costa oriental de los Estados Unidos. Actualmente, la observación de ballenas en este santuario constituye una de las industrias recreativas más notables de Nueva Inglaterra1,2.
La investigación dedicada a las ballenas en el Golfo de Maine comenzó también en la década de 1970. El Centro de Estudios Costeros (CCS por sus siglas en inglés), con sede también en Provincetown (Massachusetts), fue una de las primeras organizaciones en comenzar la investigación sobre las ballenas en el Golfo de Maine. La labor de investigación sobre las ballenas en el Centro se basó en la observación comercial de ballenas desde el momento en que el científico del CCS, Dr. Charles "Stormy" Mayo, participó en los primeros viajes de Dolphin Fleet. El CCS emplazó personal en los barcos de observación de ballenas con el fin de recopilar datos para la labor de investigación y para servir al mismo tiempo como guías naturalistas, enriqueciendo así las experiencias de los turistas1. Otros grupos siguieron su ejemplo, con el resultado de que se creó una rica asociación de investigación, formación y actividad industrial en toda la región. En la década de 1980 se distribuyó una metodología de recopilación de datos y se estableció un proceso comunitario de denominación de ballenas de varias décadas de duración para asegurar una comunicación coherente y eficaz sobre las distintas ballenas.
Muchas ONG e investigadores de ballenas del Golfo de Maine han dependido desde entonces de los datos de observación de ballenas para realizar su labor durante las últimas cuatro décadas, con algunas sólidas relaciones de colaboración que apoyan la investigación y la conservación de las ballenas. Por ejemplo, el Centro de Estudios Costeros ya no emplaza personal en los barcos de observación de ballenas, pero mantiene relaciones con varias ONG y operadores turísticos distribuidos entre Nantucket y Nueva Escocia, que aportan datos a su catálogo y labor de investigación sobre las ballenas jorobadas. Si bien los investigadores utilizan muchos métodos diferentes para el estudio de las ballenas y los delfines, la fotoidentificación de los distintos ejemplares es uno de los pilares fundamentales de muchos otros aspectos de la investigación. Las distintas ballenas jorobadas son reconocibles a lo largo del tiempo por la coloración única de la parte inferior de sus lóbulos caudales, así como por los bordes dentados de dichos lóbulos y las cicatrices y muescas permanentes en sus aletas dorsales. El Catálogo de Ballenas Jorobadas del Golfo de Maine del CCS contiene fotografías que documentan cada ocasión en que se ha encontrado alguna ballena, acompañada de información detallada de cada ejemplar, tales como edad, sexo, relación con otras ballenas, número de crías, comportamiento observado, distribución de los lugares de observación, así como datos relativos a los efectos producidos por los seres humanos (p. ej., cicatrices o casos de enredo). Si bien la mayor parte de este catálogo se basa en estudios del CCS dedicados a las ballenas, incluye también fotografías y datos aportados por los operadores de observación de ballenas que trabajan en el Golfo de Maine. Actualmente el catálogo contiene fotografías de aproximadamente 3.000 ejemplares vistos al menos una vez desde la década de 1970. Se estima que el 25% de las fotografías del catálogo han sido aportadas por colaboradores de la observación de ballenas. El Catálogo de ballenas jorobadas del Atlántico norte (NAHWC por sus siglas en inglés), que facilita los estudios de las ballenas jorobadas en todos los lugares de alimentación y reproducción en el Atlántico norte, recibe considerables contribuciones de las actividades de observación de ballenas en el Golfo de Maine, a menudo a través de ONG colaboradoras. Por ejemplo, la ONG Whale and Dolphin Conservation (WDC) aporta fotografías a los catálogos del CCS y del NAHW que derivan de sus actividades y sus asociaciones con operadores de observación de ballenas en el Golfo de Maine.
A lo largo de los años, los datos de observación de ballenas compartidos con los científicos han contribuido a la elaboración de más de 75 documentos revisados por expertos sobre aspectos de su biología e historia de vida, entre ellos algunos relativos a la primera información sobre frecuencia de partos y reproducción; la fidelidad territorial y período de llegada anual a los sitios de alimentación; la distribución y elección del hábitat; la identidad poblacional y los desplazamientos entre las áreas de alimentación y las de cría. Los datos de observación obtenidos desde las plataformas de observación de ballenas contribuyeron a identificar el área de Stellwagen Bank como un área importante para las ballenas y sirvió de base para su designación como santuario marino nacional de los Estados Unidos. Los datos de observación de ballenas han sido utilizados también por los administradores del Santuario Marino Nacional de Stellwagen Bank para justificar el cambio de ruta del tráfico marítimo lejos de las áreas de más alta densidad de ballenas, en un esfuerzo por proteger mejor a las ballenas francas en peligro de extinción. Los datos de observación de ballenas han proporcionado información sobre los efectos producidos por la intervención humana en la caza aborigen de ballenas14, el enredo en las artes de pesca15-17 y las colisiones con barcos16,18. Las embarcaciones de observación de ballenas han sido también a menudo las primeras en alertar a los investigadores y las autoridades sobre enredos o cadáveres de ballenas, lo que ha permitido a los equipos de investigación y respuesta movilizarse para la adopción de medidas19. Los datos aportados por la observación de ballenas se utilizaron también en un estudio en el que se examinó si la observación de ballenas ha producido efectos perjudiciales en las tasas de parto y supervivencia de las ballenas jorobadas en el Golfo de Maine (los autores concluyeron que no)20. Incluso los estudios sobre el terreno dirigidos, incluidos aquellos en los que se utilizan métodos más 'sofisticados' para comprender la biología y los desplazamientos de las ballenas, tales como el análisis genético21-23 y el envejecimiento molecular24,25, se han beneficiado de las aportaciones de las plataformas de observación de ballenas que proporcionan información sobre el historial de vida y los lugares de observación de las distintas ballenas. Cuanto más completos son los historiales de observación de cada ejemplar (p. ej., cuantas más fotografías muestren los lugares donde ha estado ese ejemplar en diversos momentos de su vida), tanto más significativos serán los resultados de otros estudios.