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Kaikoura (Nueva Zelandia) Gestión adaptativa de una industria en armonía con los valores tradicionales

Historia y contexto

Kaikoura es una pequeña ciudad costera situada en la Isla Sur de Nueva Zelandia,  aproximadamente a 200 km al norte de Christchurch.  La llegada de los colonos europeos a estas tierras maoríes a mediados de la década de 1800 trajo consigo la conversión en terrenos agrícolas de gran parte de la zona circundante y el establecimiento de una industria ballenera desde tierra.  Esta industria ballenera empleaba pescadores maoríes locales para cazar cachalotes que se encontraban en los profundos cañones submarinos a distancia relativamente cercana a la orilla.  Para el decenio de 1920 el número de ballenas se había reducido tan drásticamente que cazarlos ya no resultaba rentable, y en el decenio de 1960 se fueron cerrando las últimas estaciones balleneras de Nueva Zelandia1.  La recesión registrada en los decenios de 1960 y 1970 causó dificultades económicas en la zona remota y aislada de Kaikoura.  En el decenio de 1980, diversas partes interesadas convinieron en tratar de promover el turismo en la pintoresca aldea de aproximadamente 2000 habitantes, como medio para estimular la economía local. Muchos consideraron la fauna marina silvestre local, especialmente sus ballenas, delfines y focas, como el señuelo que atrae a los turistas a la zona remota.

En 1987 cinco familias maoríes locales hipotecaron sus casas y ofrecieron sus coches como garantía para obtener préstamos, con el fin de establecer una empresa de observación de ballenas que se centrara en la observación de cachalotes en los cañones submarinos cercanos al litoral1.  Se realizó un estudio de viabilidad con el apoyo de la Marlborough Development Board (Junta de Desarrollo de Marlborough), y el Departamento de Conservación (DC) otorgó a la incipiente empresa una concesión para dedicarse a actividades de observación de ballenas.  Las primeras excursiones se ofrecieron en julio de 1989.  Los maoríes mantienen tradicionalmente una fuerte relación con el mundo natural, lo que expresan con la palabra kaitiakitanga, que indica el concepto maorí de la función que desempeñan los seres humanos como guardianes y protectores del medio ambiente2.  Aprovechando los sólidos valores de sostenibilidad inherentes a la cultura y la tradición maorí, una de las primeras empresas de observación de ballenas de propiedad de los maoríes en Kaikoura estableció que todas sus actividades deberían ser: 1) culturalmente aceptables; 2) económicamente viables; y 3) ambientalmente sostenibles1.

Casi simultáneamente, otro operador turístico comenzó a ofrecer servicios de excursiones de observación de la fauna silvestre marina en general, centrando más tarde la actividad en los acrobáticos delfines oscuros presentes en el área como objetivo para el turismo de nado con delfines3.  Las excursiones de observación tanto de ballenas como de delfines alcanzaron un éxito extraordinario, creciendo a una tasa estimada del 14% al año, hasta el punto que en 2006 atraían a aproximadamente 1 millón de turistas por año, y generaban unos ingresos estimados en 28 millones de dólares neozelandeses (poco menos de 20 millones de USD) por año1.  El aumento del turismo en Kaikoura ha contribuido a crear más puestos de trabajo, no solo para quienes eran empleados directamente por los operadores turísticos, los hoteles o los restaurantes, sino también porque por cada cinco puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo creados por el turismo, se ha creado uno de trabajo equivalente a tiempo completo en otro sector.  A partir de 2006, aproximadamente el 30% de la economía de Kaikoura se basaba en el turismo1, aunque desde noviembre de 2016, un fuerte terremoto hizo que el área quedara inaccesible durante casi un año, lo cual afectó gravemente a la afluencia de turistas.

A mediados del decenio de 1990 surgió la preocupación de que el número anual de turistas superara con creces la capacidad infraestructural de Kaikoura.  El Gobierno central financió la elaboración de un plan general del turismo para el área, y las partes interesadas y planificadoras locales aprovecharon la oportunidad para asegurar que este plan se basara en principios de sostenibilidad. Entraron en contacto con Green Globe, y más tarde con Earthcheck, para obtener la certificación de la evaluación ambiental del turismo de Kaikoura.  La planificación de la siguiente fase del turismo incluía el mejoramiento de la gestión de los residuos y la energía, el potenciamiento de la oferta turística, y una participación y desarrollo más amplios de la comunidad. En 2002 Kaikoura fue el primer gobierno local del mundo en obtener la certificación como «destino de oro» de la Green Globe211.

A partir de 2006, más de 1 millón de turistas al año visitaban Kaikoura, y una gran mayoría de los que permanecían más de unas cuantas horas citaban el turismo de mamíferos marinos como su principal motivación para visitar el área1.  Además de los beneficios económicos que la observación de ballenas aporta a la comunidad, por lo menos uno de los operadores turísticos de Kaikoura mira también a mejorar la calidad de vida y la sensibilidad ambiental de los miembros de la comunidad local.  La compañía proporciona experiencia laboral para los estudiantes de la escuela secundaria y el Centro de Formación Permanente, dona dinero a las escuelas locales, y ofrece tarifas reducidas a las escuelas y grupos comunitarios para poder participar en la observación de ballenas4.

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Medidas reglamentarias

La Ley de Protección de Mamíferos Marinos de Nueva Zelandia (MMPA por sus siglas en inglés) fue promulgada en 1978, ley que dio lugar al establecimiento delReglamento de protección de los mamíferos marinos (MMPR por sus siglas en inglés) en 1988 (con las actualizaciones posteriores de 1992 y 2008).  Como tales, estas disposiciones ya funcionaban y podían aplicarse al comienzo de la actividad de observación de ballenas en Kaikoura en 1989 (aunque no fueron aplicadas al turismo del delfín oscuro en Kaikoura hasta 1990).  En estas disposiciones reglamentarias se establecen las condiciones para otorgar permisos a las empresas de observación de ballenas, así como directrices para el acercamiento de las embarcaciones y todo tipo de interacciones con los mamíferos marinos. Estas disposiciones permiten limitar el número de embarcaciones, de aeronaves, de acercamiento y duración de cada encuentro.

Desde el principio, el fomento de una sólida toma de conciencia de los reglamentos y de las intenciones de cumplirlas se tradujo en un ciclo positivo de gestión adaptativa, a través del cual la investigación sobre los posibles efectos de las actividades de observación de ballenas, tanto en los cachalotes como en los delfines oscuros, dieron lugar a la aplicación de medidas de gestión.  Por ejemplo, en la primera fase del turismo entre 1989 y 2000, los estudios mostraron que los delfines oscuros descansaban más frecuentemente al mediodía, que en verano el 72% del tiempo durante las horas del día estaban acompañados por embarcaciones, y que eran frecuentes las infracciones contra el MMPR (p. ej,, la presencia de más de tres embarcaciones a una distancia inferior a los 300 m del mismo grupo de delfines o el acercamiento incorrecto a los grupos de delfines)5.  En respuesta a estas conclusiones, el Departamento de Conservación (DC) emitió una moratoria de 10 años sobre el desarrollo de nuevas actividades de observación6, y los operadores comerciales convinieron en adherirse a un código voluntario para respetar el período de descanso de mediodía de los delfines y abstenerse de acercarse a los delfines entre las 11:30 y las 13:303.

En los estudios realizados en la siguiente fase del turismo entre 2000 y 2010, se analizó la tasa de cumplimiento de las disposiciones relativas al período de descanso voluntario de mediodía, y se constató que varios operadores seguían acercándose regularmente a los delfines durante ese intervalo (aunque no había operadores que ofrecieran experiencias de nado con delfines)7,8.  En estos estudios se registró también la presencia de crías en más del 70% de los grupos de delfines oscuros, a los cuales se acercaban las embarcaciones para fines de turismo y de «nado con»7,8.  Con arreglo al MMPR, estaba prohibido el nado con delfines juveniles, pero por falta de una definición clara de cómo clasificar y reconocer a los juveniles resultaba casi imposible cumplir esta norma3.  En otros estudios se observó una correlación entre la presencia de embarcaciones de turismo y una mayor frecuencia de cambios de dirección, nado más lento, aumento de saltos, y reducido descanso y socialización entre los grupos de delfines objeto de observación9.  En otro estudio se determinó que los cachalotes machos aparecían en superficie y cambiaban de dirección más frecuentemente en respuesta a la presencia de embarcaciones y aeronaves que volaban en círculo10.   La investigación de las ciencias sociales durante este período confirmó también claramente que la observación de ballenas estaba generando importantes beneficios para el mercado del empleo y la economía del lugar1, pero identificó además una posible carencia en las expectativas y la experiencia de los turistas, en el sentido de que manifestaron el deseo de recibir una formación más estructurada como parte de su excursión11.

El año 2010 marcó la conclusión de la primera moratoria de 10 años sobre el desarrollo de nuevas actividades de observación de delfines, y una oportunidad para examinar y revisar los reglamentos.  En respuesta a los estudios realizados, el DC estableció otros 4 años de moratoria sobre el desarrollo de cualquier nueva actividad de observación de delfines desde embarcaciones motorizadas y revisó el reglamento para las embarcaciones de «nado con» que podían embarcar a más pasajeros, pero tenían que limitar sus acercamientos a los delfines (5 como máximo por excursión).  Se estipuló que el respeto del período de descanso de mediodía de los delfines fuera obligatorio, y el DC anunció que los operadores deberían atenerse a un nuevo código de conducta que había de elaborarse conjuntamente con el DC3.

En 2011 en una serie de estudios polifacéticos sobre los efectos de la observación de ballenas en los cachalotes de Kaikoura se determinó que los cachalotes machos emergían y cambiaban de dirección más frecuentemente en respuesta a la presencia de embarcaciones y de aeronaves que volaban en círculo10, y que la salida a la superficie de las ballenas y la frecuencia de soplido cambiaba también en presencia de embarcaciones turísticas aproximadamente a la mitad del tiempo mientras duraba la observación de las ballenas12.   No obstante, en un estudio posterior se concluyó también que las normas vigentes en la época bastaban probablemente para mitigar cualesquiera graves repercusiones a largo plazo sobre las ballenas, si no se aumentaba la presión de observación de las ballenas12.

En 2012, en uno de los estudios se señaló que, al parecer, aumentaba la intensidad de las reacciones de los delfines ante la presencia de embarcaciones, nadando más lentamente, reduciendo el descanso y merodeando más de lo que anteriormente se había observado13.  En este estudio se examinó también en qué forma estas reacciones de breve duración podían afectar a la actividad y al balance energético de los delfines, así como a su bienestar a largo plazo13,14

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Enseñanzas aprendidas: ventajas e inconvenientes del modelo de Kaikoura

El desarrollo de la actividad de observación de ballenas y delfines en Kaikoura se ha citado repetidas veces como un estudio de caso que sirve de ejemplo de buenas prácticas en lo que respecta a la participación de la comunidad, la sostenibilidad ambiental y la gestión adaptativa, involucrando a múltiples partes interesadas.  De hecho, hay muchos aspectos favorables que se pueden destacar:

Un enfoque de la gestión colaborativo y basado en la comunidad

  • Los casos anteriores de industrias y empleos caracterizados por una marcha ondulante de "auge y depresión" en la región condujeron a los interesados en la industria de observación de ballenas a adoptar un enfoque prudente y sostenible. Esta experiencia ha servido mucho a la industria, y ha conducido a un crecimiento estable y sostenible hasta la fecha1.
  • La participación de los principales jefes maoríes en la planificación de esta industria, tanto como operadores turísticos cuanto como socios en el proceso de planificación general ha asegurado que los jefes maoríes, guardianes del medio ambiente natural -kaitiakitanga- hayan guiado esta  m.industria desde sus comienzos1.  La industria aporta también beneficios directos para la comunidad maorí, con un promedio de dos personas por hogar maorí que participan directa o indirectamente en la industria turística1, aumentando el empleo y las perspectivas económicas para un grupo demográfico que históricamente ha tenido tasas de desempleo mayores que otros grupos.
  • La adopción de un enfoque de múltiples partes interesadas desde el comienzo, ha asegurado también que se establecieran sólidas asociaciones entre la industria, el gobierno, la comunidad y los investigadores.  Las colaboraciones científicas aseguraron en particular que hubiera un sólido circuito de realimentación que facilitaba la evaluación regular de la industria y sus posibles efectos positivos y negativos sobre la comunidad, la economía y los animales objetivo1.
  • La gestión proactiva de ambos órganos de gobierno locales y nacionales, especialmente el Departamento de Conservación, ha estimulado la investigación y tomado en cuenta los resultados de dicha investigación en exámenes y revisiones periódicas de los reglamentos, de manera que sirvan de apoyo a la industria, pero proteja al mismo tiempo los recursos locales.

Recomendaciones de nuevas mejoras

Al examinar el desarrollo del turismo del delfín oscuro en Kaikoura frente al marco idealizado de gestión del turismo de cetáceos publicado por Higham et al. en 200915, Lundquist consideró que, en su mayor parte, la observación de delfines en Kaikoura representaba un buen modelo del mundo real para una gestión óptima de la industria de observación de ballenas3.  Sin embargo, pone también de relieve algunas deficiencias de la actual gestión y recomienda las siguientes mejoras para el futuro:

  • El modelo idealizado de Higham requiere que los administradores definan los "límites de cambio aceptable (LCA), causados por la industria. Estos límites no se han determinado nunca para los cachalotes o los delfines oscuros en Kaikoura. Aunque se trate normalmente de efectos a nivel de población que son difíciles de medir, los nuevos modelos que facilitan el cálculo de los posibles efectos de balance energético a largo plazo que derivan de los cambios de comportamiento a corto plazo observados16-18pueden permitir a los administradores definir mejor los LCA para la observación de ballenas y delfines en Kaikoura.  Los reglamentos deberían definir también más claramente en qué forma los usuarios pueden reconocer a las crías jóvenes, y hacer cumplir mejor la prohibición del nado con grupos de  delfines que contienen crías jóvenes.
  • Los dos primeros ciclos de estudio y examen de la gestión en Kaikoura duraron 10 años, en correspondencia con la moratoria sobre los nuevos desarrollos.  Dada la posible rápida evolución de la industria y las presiones adicionales sobre las poblaciones de mamíferos marinos, derivadas de la pesca, el desarrollo costero y el cambio climático, sería conveniente aumentar la frecuencia estableciendo ciclos de examen de 5 años. El DC debería reservarse también el derecho de reducir el tráfico de excursiones de embarcaciones en un momento cualquiera, en respuesta a nuevas informaciones u observaciones, indicando los posibles efectos perjudiciales sobre las poblaciones objetivo.
  • Debería mejorarse asimismo la vigilancia y la imposición del cumplimiento del MMPR, por ejemplo mediante la supervisión de las actividades de observación de ballenas y delfines para permitir la presencia simultanea de múltiples embarcaciones de observación durante un período más prolongado, frente al enfoque de «cliente secreto» empleado por el DC, en que los agentes figuran como turistas en una embarcación, para supervisar el cumplimiento de las disposiciones6.
  • Por último, debería alentarse a los operadores a incorporar elementos formativos más específicos y estructurados en sus excursiones, con arreglo a las conclusiones de los estudios realizados en 2003 y 2017, que revelaron el deseo de los turistas de aprender más acerca de las ballenas y los delfines y sus necesidades de conservación11,19.

Puede obtenerse mayor información acerca de la observación de ballenas y delfines en Kaikoura consultando los enlaces siguientes:

marinemammals@doc.govt.nz.

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Referencias

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  1.  Simmons, D. G. in Whale-watching: Sustainable Tourism and Ecological Management   (eds J. E. S. Higham, L. Beijder, & R. Williams) Ch. 22, 323-336 (Cambridge University Press, 2014).
  2. McIntosh, N., Maly, K. & Kittinger, J. in Whale-watching: Sustainable tourism and ecological management   (eds James Higham, Lars Bejder, & Rob Williams) Ch. 12, 163-174 (Cambridge University Press, 2014).
  3. Lundquist, D. in Whale-watching: Sustainable Tourism and Ecological Management   (eds J. E. S. Higham, L. Beijder, & R. Williams) Ch. 23, 337-351 (Cambridge University Press, 2014).
  4. Horn, C. M., Simmons, D. G. & Fairweather, J. R. Evolution and change in Kaikoura: responses to tourism development. Report No. 1174-670X, 108 (1998).
  5. Barr, K. & Slooten, E. Effects of tourism on Dusky dolphins at Kaikoura 1-30 (1998).
  6. Childerhouse, S. & Baxter, A. in The dusky dolphin: master acrobat off different shores (eds B. Würsig & M Würsig)  245-275 (Elsevier Academic Press, 2010).
  7. Duprey, N. M. T., Weir, J. S. & Würsig, B. Effectiveness of a voluntary code of conduct in reducing vessel traffic around dolphins. Ocean and Coastal Management 51, 632–637 (2008).
  8. Markowitz, T. M. Social organization of the New Zealand dusky dolphin, Texas A&M University, (2004).
  9. Markowitz, T. M., DuFresne, S. & Würsig, B. Tourism effects on dusky dolphins at Kaikoura, New Zealand. 93 (Wellington, New Zealand, 2009).
  10. Richter, C., Dawson, S. & Slooten, E. Impacts of commercial whale watching on male sperm whales at Kaikoura, New Zealand. Marine Mammal Science 22, 46-63 (2006).
  11. Lück, M. Education on marine mammal tours as agent for conservation - but do tourists want to be educated? Ocean and Coastal Management 46, 943-956 (2003).
  12. Markowitz, T. M., Richter, C. & Gordon, J. Effects of tourism on the behaviour of sperm whales inhabiting the Kaikoura Canyon. Unpublished report to the Department of Conservation, New Zealand, 123 (2011).
  13. Lundquist, D., Gemmell, N. J. & Würsig, B. Behavioural Responses of Dusky Dolphin Groups (Lagenorhynchus obscurus) to Tour Vessels off Kaikoura, New Zealand. PLOS ONE 7, e41969, doi:10.1371/journal.pone.0041969 (2012).
  14. Lundquist, D., Gemmell, N. J., Würsig, B. & Markowitz, T. Dusky dolphin movement patterns: short-term effects of tourism. New Zealand Journal of Marine and Freshwater Research 47, 430-449, doi:10.1080/00288330.2013.778301 (2013).
  15. Higham, J. E. S., Bejder, L. & Lusseau, D. An integrated and adaptive management model to address the long-term sustainability of tourist interactions with cetaceans. Environmental Conservation 35, 294-302, doi:10.1017/S0376892908005249 (2009).
  16. Christiansen, F. & Lusseau, D. in Whale-watching, sustainable tourism and ecological management. Cambridge University Press, Cambridge, UK   (eds J. E. S. Higham, L. Beijder, & R. williams) Ch. 13, 177-192 (Cambridge University Press, 2014).
  17. Christiansen, F. & Lusseau, D. Linking Behavior to Vital Rates to Measure the Effects of Non-Lethal Disturbance on Wildlife. Conservation Letters 8, 424-431, doi:10.1111/conl.12166 (2015).
  18. Bain, D. E., Williams, R. & Trites, A. W. in Whale-watching: sustainable tourism and ecological management   (eds J. E. S. Higham, L. beijder, & R. Williams) Ch. 15, 206-228 (Cambridge University Press, 2014).
  19. Lück, M. & Porter, B. A. Experiences on swim-with-dolphins tours: an importance–performance analysis of dolphin tour participants in Kaikoura, New Zealand. Journal of Ecotourism, 1-17, doi:10.1080/14724049.2017.1353609 (2017).

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