Historia y contexto
El Golfo de California es una importante zona de invernación/parto y de alimentación para las ballenas azules del Pacífico nororiental que se alimentan en aguas situadas frente a la costa occidental de California en los meses de verano. De las aproximadamente 3.000 ballenas que constituyen la población del Pacífico nororiental 1, se estima que unas 300 transcurrían sus inviernos en el Golfo de California2. Los estudios de fotoidentificación han mostrado que las ballenas azules permanecen en el Golfo de California por un período de hasta 70 días, y que las madres lactantes y sus crías muestran una preferencia especial por las aguas costeras del Parque Nacional de la Bahía de Loreto (PNBL) 2 A partir de 1996, estas ballenas azules fueron el centro de atención del turismo marino y las actividades de observación de ballenas, y para 2009 alrededor de 50 pequeñas embarcaciones operaban en el parque marino. Había indicios de que en los años siguientes aumentarían considerablemente los propuestos desarrollos costeros, el tráfico marítimo y las actividades de observación de ballenas.
Preocupados por que el nivel del tráfico de embarcaciones y el comportamiento incontrolado de la observación de ballenas pudiera producir efectos perjudiciales sobre las ballenas (especialmente las madres y crías que necesitan tiempo para descansar, criar y alimentar antes de emprender la larga migración de vuelta a las zonas de alimentación del norte), el Dr. Diane Gendron y su equipo de investigación decidieron poner en marcha un estudio sobre los efectos de la observación de ballenas. Para entonces, el equipo había creado un catálogo de fotoidentificación de 750 ejemplares de ballenas azules3 y colaboró con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) en el diseño del Programa de Acción para la Conservación de Especies de Ballena Azul de México (PACE).
En los meses de febrero a abril de cada año a partir de 2009-2016, el equipo utilizó un esquife de 7 metros con un motor fuera de bordo para realizar muestreos continuos individuales3 adaptados a las ballenas azules. Filmaron continuamente las trayectorias de nado de las ballenas y su comportamiento de inmersión y emersión, con objeto de comparar en qué forma variaban en presencia de embarcaciones de observación de ballenas y en ausencia de las mismas. Para reducir al mínimo la perturbación causada por el propio equipo a las ballenas, dicho equipo de investigación realizó el seguimiento a una distancia de más de 100 m (rango: 100-800m), apagando sus motores mientras pudieran hacerlo sin perder de vista a las ballenas. A lo largo de los años, realizaron "seguimientos" de un total de 148 ejemplares (66 hembras, 20 hembras con crías, 38 machos y 24 ejemplares de sexo desconocido) acumulando un total de 646 horas de datos de las trayectorias y las inmersiones (un promedio de cinco horas por día).
Al analizar los datos, el equipo descubrió que la presencia de embarcaciones de observación de ballenas repercutía en medida considerable sobre las ballenas, puesto que pasaban menos tiempo en superficie y eran también más breves los tiempos de inmersión en presencia de embarcaciones de observación de ballenas. Otro aspecto, quizás igualmente importante fue que, a través de su investigación, el equipo descubrió también que su propio método de realización de los seguimientos de las ballenas –manteniéndose a cierta distancia de las ballenas y apagando sus motores siempre que fuera posible– contribuía a que las ballenas, a veces se acercaran a la embarcación a una distancia más próxima que cuando eran abordadas por las embarcaciones de observación de ballenas con los motores continuamente en marcha. Naturalmente, el equipo elaboró un nuevo concepto de observación de ballenas que algunos capitanes de barcos de esta actividad decidieron adoptar, denominando esta modalidad "observación pasiva de ballenas". Los datos de un estudio de 2014 sobre las impresiones de los turistas respecto de la observación de ballenas revelaron que su voluntad de volver y/o de recomendar tales viajes a otros dependía en parte de su percepción de que no hubiera demasiadas embarcaciones en torno a las ballenas o estas no se mostraran perturbadas durante las actividades de observación de ballenas4.